La noche en la carretera de Mallorca

las 4 de la mañana sonaba nuestro despertador, había que salir para el aeropuerto.

Mallorca, la isla de las carreteras y rotondas entre otras muchas cosas. 

A las 4.20 ya estábamos en el auto, gps on, y auto en marcha.

Una hora de viaje se anunciaba, entre Cala Millor y el aeropuerto.

La carretera solo estaba iluminada en sus rotondas, el resto era oscuridad total, silencio y nosotros dos.

Cada tanto pasaba algún camión, pero este no te hacía luces para ver si estabas atento. 


A 40 km de Palma, luego de pasar la rotonda con unas figuras humanas de 4 metros de alto… un frío repentino entró en el auto.

El gps dejó de marcar, los km dejaron de restar, y el reloj a destino también dejó de contar.

Era como si todo se hubiese congelado, se había parado el tiempo.

Quizás habíamos tomado el camino incorrecto, o quizás el gps se había bloqueado.

Así que frenamos, un poco más adelante de la rotonda, ya que había más luz, apagamos el auto, y lo volvimos a encender y al gps también.

El mismo no marcaba ninguna ruta, ni ningún camino, era como que no estábamos en ningún lugar.

Se había vuelto loco pensamos, hasta la hora había dejado de pasar, ni mi reloj funcionaba.

Seguimos avanzando un poco más con las luces altas, pero un poco más despacito, quizás por el miedo, quizás por las dudas… a unos pocos metros y de casualidad, vimos un auto parado en la banquina… pasamos bien despacio, casi al punto de frenar.. Para preguntar si íbamos por el camino correcto, pero dentro del mismo no había nadie, ni tampoco alrededor o fue lo que alcanzamos a ver.

Un poco más asustados seguimos andando unos 20 minutos o media hora más, pensamos que quizás ya estábamos un poco más cerca, cuando de repente una voz de mujer hizo que nos sobresaltemos, el gps se había vuelto a configurar, y nos indicaba una rotonda próxima.

Lo raro de esta historia, no fue que el Gps haya dejado de funcionar, sino que  a pesar de haber estado manejando por más de media hora, no habíamos avanzado ni medio km desde que dejó de funcionar. Como si nos hubiéramos quedados quietos en el lugar; tampoco consideramos que nos perdimos, porque lo único que hicimos fue avanzar derecho.

Llegamos al aeropueto, devolvimos el auto, y subimos al avión pensando en que podría haber pasado en esa carretera oscura.

Si alguien llega andar por ahí, por esas horas, me cuenta.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Escribir en tiempos de apariencia.

Una escritora cualquiera

yo suelto